Recomendaciones
(para el viaje inevitable)
Igor Sergei Klinki
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- Atender siempre las señales de los caminos. Descartar todas
aquellas que parezcan lógicas.
- No cruzar ni distraerse en los puentes que no parezcan seguros.
Un puente es seguro cuando después de haberlo cruzado estamos
en condiciones -físicas y psíquicas- de volver a hacerlo. Y
el puente también.
- Solos venimos y solos nos vamos; por lo tanto, no detenerse
a socorrer a nadie. Necesitan otra clase de ayuda para la que
no estamos capacitados.
- La seguridad es fuente de inseguridades. Evitarla.
- No hacer dedo. Los conductores que paran son charlatanes insoportables
o, lo que es peor, abogados.
- Todo es una cuestión de probabilidad, no de certeza. La incertidumbre
es la única certeza.
- Resignarse. Siempre habrá otro camino más corto y entretenido
que el que tomamos, así como uno más largo y aburrido.
- La mayoría de las personas tiene vocación de libro. Debe ser
por eso que buscan desesperadamente un título.
- Ante lo inesperado comportarse inesperadamente. Ante lo esperado,
también.
- No buscar demasiado. Casi todo lo que se encuentra es por
casualidad.
- Mucha ansiedad por llegar conduce a la decepción temprana,
que es una forma de quedarse.
- Llamar la atención de los demás no es difícil. Lo difícil
es permanecer invisible para evitar que los demás reclamen constantemente
nuestra atención.
- La soledad es la única posibilidad de amor. Por otra parte,
es muy asequible.
- Llevar siempre el dinero necesario. La gente no suele prestarlo
o no lo tiene.
- No hacer demasiadas preguntas ni permitir que nos las hagan.
- Si los muchos ojos de la mosca le sirvieran para algo no entraría
en bocas abiertas.
- No involucrarse con extraños hasta que dejen de serlo. Un
poco de alcohol ayuda mucho.
- Desarrollar la atención periférica y multifocal, no la paranoia.
- Las enfermedades de hoy han declarado obsoleta la inescación.
Ya no se puede determinar la parte afectada.
- Poseer algo es una de las maneras de perderlo.
- Tomar las curvas con precaución, sobre todo si no tenemos
preservativos.
- En Mar del Plata llueve los miércoles. En París, los jueves.
El resto de las ciudades no tiene conducta.
- No visitar ruinas. Crean adicción.
- Como las preocupaciones, las vocaciones profundas son superficiales.
- Nunca invites a nadie a pensar. Pueden obligarte a hacerlo.
- El tiempo es factor de contradicción. No darle importancia
a menos que se acabe, lo que por ahora es bastante improbable.
- De hacer el mal no arruinar el gesto arrepintiéndose enseguida.
- Evitar en lo posible las autopistas y los caminos vecinales.
En las primeras te cobran peaje y en los otros te asaltan llanamente.
- Toda larga marcha empieza por un paso. Aunque sea para atrás.
- En los viajes al interior de uno mismo es recomendable viajar
razonablemente solo.
- Comer y caminar poco. Las dos cosas cansan.
- No abusar del sexo por curiosidad ni por compasión. Es increíble
el daño que puede ocasionar a segundos y terceros.
- Dormir lo suficiente como para estar preferentemente despiertos.
No sabemos cuanto tiempo vamos a estar muertos.
- Amar indiscriminadamente es como robarse uno mismo.
- Inventamos a los dinosaurios como T. S. Eliot inventó a Ezra
Pound o Borges a Shakespeare: para hacerlos desaparecer.
- Viajar con el sol de frente no es aconsejable porque nos impedirá
ver. Con el sol en las espaldas, tampoco, porque sólo veremos
sombras. Una delicada lateralidad es beneficiosa.
- El camino es una ilusión. El viaje también. El verdadero viajero
no necesita viajar.
- Toda oruga que se convierte en mariposa pierde su identidad.
- Hablar poco pero escuchar mucho. Excepción hecha de cualquier
forma de música.
- Atender los estados de conciencia y de inconsciencia. Es muy
bueno ir munido de una biblia u otro libro grande que pueda
oficiar de almohada.
- Siempre que sea posible, mentir. La verdad es lo único que
no se perdona y, para peor, parecerá poco creíble.
- Escribir, cuando cae el sol, un poema o una receta de cocina.
Muchos no advertirán la diferencia.
- Nunca repetir la táctica con ninguna mujer. Son estrategas.
- Dejar todo aquello que no podemos llevar. Llevar todo aquello
que no podemos dejar.
- No preocupar innecesariamente a Dios con cuestiones que no
puede resolver. Por ejemplo, su existencia.
- Recordar lo indispensable como para olvidarlo fácilmente.
- Si se es malo para una cosa no dedicarse a otra. La torpeza
es indefectible.
- Estudiar lo que nos rodee antes de que nos rodee.
- Golpear a los más débiles es una forma de ayudarlos y de ayudarnos.
- Evitar los lugares ruidosos e iluminados. Las cosas más desagradables
ocurren a la vista de todos.
- El poder nos necesita para ejercitarse en todos los sentidos
de la palabra. No acudamos.
- Es más fácil engañarse a uno mismo que a una multitud.
- Menos el norte, cualquier otro punto estará bien para contradecir
a la brújula.
- Nunca viajar con armas de fuego sin ir provisto de municiones
y del indispensable entrenamiento. En caso de hacerlo, disparar
a la cabeza. Dos veces.
- Apartarse tanto de los deportistas como de los intelectuales.
Son gente que no sabe perder y acostumbran entablar discusiones
sumamente aburridas.
- Llevar un documento trucho y dar siempre un nombre falso.
A los que realmente nos quieran conocer les resultará gracioso
y al resto no le importa.
- Soñar poco. De lo contrario tenderemos a confundir la realidad
con las pesadillas.
- Llorar y reir mucho. Las endorfinas son baratas.
- Si nuestros pensamientos son suficientemente permeables llegaremos
a la comunicación osmótica.
- Demasiadas veces el miedo al fracaso es el responsable del
éxito, que es uno de los nombres del fracaso. Toda victoria
está impregnada de derrota.
- Si Rimbaud hubiese nacido en Inglaterra, hijo de padres ingleses,
educado en Eaton y Oxford, igual lo hubieran confundido con
un francés. A Hitler no.
- La verdad es hija de la duda. Y ya que la duda es huérfana
merece ser mimada mucho más.
- Tener sexo con animales de otras especies no es aconsejable.
Pueden tomarnos en serio.
- Ante la duda elegir aquella opción que tenga menos probabilidades
de salir bien. Es preferible un gran error a un acierto tímido.
- En las estaciones no acercarse a las vías. Los trenes tienden
a ir cada vez más rápido y nosotros no.
- Un mundo sin nosotros es el deseo inexpresable y coincidente
de la ecología y de la milicia. También debería ser el nuestro.
- Si un asesino mata a un suicida, no confundir con benevolencia.
Si un suicida a un juez, no con justicia. Si cualquiera mata
a un general confundir con ambas.
- La corrupción es incorruptible.
- El recto suele ser el camino más corto. Para llegar a la homosexualidad.
- El destino es inescrutable. El conocimiento también. Los necios
tienen, si lo desean, la libertad de enseñarnos. Nosotros, la
de aprender.
- Distinguir entre las flores silvestres y las de invernadero
es importante. Pero más importante es saber que las dos necesitan
agua y alguien que las mire antes de marchitarse.
- Evitar los campamentos de gitanos y las comisarías. Las personas
disfrazadas necesariamente tienen fines inconfesables.
- La única dirección posible es el futuro. Si queda.
- Cinco minutos de estupidez, de los que nadie está exento,
llevarán inexorablemente a otros cinco minutos de estupidez
antes de transcurridos los cinco minutos previos. No hace falta
ser matemático para calcular nuestro coeficiente intelectual.
- No involucrarse en riñas ni peleas cualquiera sea el origen.
Especialmente si el origen somos nosotros.
- Al llegar a un poblado desconocido no preguntar ni responder
nada. Actuar como si uno hubiese nacido allí.
- El verdadero camino no lleva a ninguna parte. Y precisamente
es allí a donde nos dirigimos.
- En lo posible evitar el regreso. Todo debe estar igual que
cuando nos fuimos.
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